Constantemente veo y escucho a personas quejarse por la gran cantidad de mensajes que tienen pendientes por leer en las bandejas de entrada de sus cuentas de correo electrónico, y admito que personalmente también sufrí esta pesadilla por mucho tiempo, pero con un poco de orden y estableciendo una sana rutina logré llevar el conteo de mensajes por leer a cero y mantenerlo a raya desde entonces.

No se necesita ser un “gurú” de la productividad, tampoco necesitas
instalar un complemento en el navegador. Las herramientas para gestionar
de manera eficiente tu bandeja de correo electrónico ya las tienes en
tus manos, solo debes saber usarlas adecuadamente y dedicar algunos minutos un par de veces al día para lograr el objetivo.
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El primer paso para acabar con los contadores de mensajes no leídos es, aunque suene obvio, leer esos mensajes. Dedica 10 o 20 minutos cada mañana
mientras disfrutas de una taza de café y otros 15 minutos después del
almuerzo para leer -y responder en caso de ser necesario- esos mensajes
que tienes pendientes. Comienza por los más antiguos e importantes y
descarta aquellos que, con simplemente leer el asunto, sabes que no
tienen mayor importancia, cómo por ejemplo, un newsletter muy antiguo o un recordatorio de un evento que ya sucedió.
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Si aquellos minutos diarios no son suficientes y tienes acceso a tu correo electrónico desde un dispositivo móvil, aprovecha esos “tiempos muertos”
en el transporte público camino al trabajo o de vuelta a casa para
descontar otros tantos. Esos 2 o 3 correos extra que puedas leer cada
día, se convertirán en un número importante al final de la semana.
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Con las capacidades de almacenamiento “infinitas” que ofrecen la mayoría de servicios de correo electrónico actual, borrar mensajes resulta inútil y una verdadera perdida de tiempo. En lugar de eliminar, ¡organiza!,
utiliza etiquetas, categorías, banderas o estrellas… lo que para ti sea
más cómodo. En caso de que no tengas tiempo suficiente para dedicarte a
organizar todos los mensajes, igualmente mantén tus mensajes leídos en
la bandeja y usa el buscador interno para localizar rápidamente uno particular. Servicios como Gmail y Hotmail -ahora outlook.com- que son los más populares, facilitan esta tarea.
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Particularmente los números en negrita encerrados entre
paréntesis junto a la palabra “recibidos” tienden a molestarme un poco,
sobre todo cuando ese número es mayor a 10, por lo que trato de no
permitir que los mensajes superen ese límite. Establece un límite propio con el que te sientas cómodo y mantén a raya los mensajes no leídos.
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Muchas veces me han preguntado por qué me preocupo por gestionar la carpeta de SPAM
y borrar los mensajes basura varias veces al día. La respuesta es
simple, solo me toma 20 segundos cada vez que lo hago y me ha salvado de
perder algunos clientes. Por alguna razón que desconozco, correos
importantes para mi han terminado en la carpeta de SPAM, de no
haber sido por este -extraño- habito jamás los hubiese leído. Una vez
que te acostumbras a “buscar en la basura”, resulta muy fácil descartar
el correo no deseado con solo un vistazo y asegurarte de que no se fue
algo importante por allí.
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Algunos asuntos pueden resolverse rápidamente y de forma más eficiente utilizando medios alternativos al correo electrónico, como, por ejemplo, una llamada telefónica, una nota de voz o un simple mensaje en Whatsapp. Antes de redactar un email
detente un par de segundos y pregúntate, ¿realmente necesito un correo
para esto?. Si la respuesta es no, ya estarás ahorrando segundos -o tal
vez minutos- valiosos.
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Finalmente, y aunque no sea una tarea sencilla para todos, pide de
manera educada a esas personas que te agregan a cadenas de mensajes
molestos, que dejen de copiar tu dirección en su “lista
de favoritos”. Personalmente me he ganado el disgusto de un par de
amigos, pero funcionó y ya no tengo cadenas haciéndome creer que soy
heredero de la fortuna de Bill Gates.
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